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Martín: la cuarta no fue la vencida

Hacía frío ese domingo 1 de junio de 1980, a las 5 de la mañana. El despertador había sonado hace un rato y el chileno aficionado al deporte, con un té o un café hirviendo sobre la mesa, estaba sentado frente al televisor a colores. La escena se repetía en las casas vecinas, donde otros de su condición encendían una tele.