¿Va a jugar una "doble" nomás, niño?

¿Va a jugar una "doble" nomás, niño?

Mar, 28/07/2020 - 18:00
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El 3 de abril de 1976 entró en acción la Polla Gol, el "Sistema de Pronósticos Deportivos" de la Polla Chilena de Beneficencia; en palabras simples, apuestas del fútbol, organizadas por una entidad estatal.

La famosa cartilla de la Polla Gol constaba de 13 partidos, usualmente nueve de Primera División y cuatro de Segunda, aunque en los veranos o en los tiempos de receso local no era raro encontrarse con la misma distribución pero del fútbol español. Una cartilla con la que te ilusionabas en la semana, discutiendo pronósticos con los amigos, hasta que llegaba el viernes y te animabas a ir al almacén del barrio a jugarla. Se hacía bajo un sistema de tarjeta perforada, una técnica patentada de la IBM y bastante avanzada para la época, que además daba garantías de absoluta seriedad a la apuesta. Entonces llegabas al almacén y la primera pregunta era de cajón: ¿Una "doble"?.

La Polla Gol era simple, pero dificilísima: había que achuntarle al ganador -o al empate- de cada partido, sin importar el marcador exacto. Trece aciertos era el premio mayor y podía ser bastante suculento, como lo demostraría la triste historia del Maestro Cárdenas, que ya relataremos por acá. Si se daba el caso de que nadie acertaba los trece partidos, el premio pasaba a los que habían hecho doce y así. Muy difícil y por eso la "doble" algo ayudaba: en uno de los partidos, en vez de jugarte la vida por el local, empate o visita, podías acotar el riesgo y apostar por dos posibles resultados. Pero era en sólo un partido, había que estudiar con detención dónde poner la ficha.

Una "doble" era lo mínimo que podías apostar (no se podía jugar la cartilla sólo con trece perforaciones), pero si andabas con un poco más de plata y te tenías fe, paf, póngame dos dobles caballero, por favor. El asunto se ponía aún mejor si te animabas a una "triple": local, empate y visita perforadas en el mismo partido, lo que te daba un punto seguro: sólo había que preocuparse de los doce restantes. Se podían combinar también dobles y triples hasta un máximo multiplicado de 64. ¿Qué? Eso: la cartilla era de base 2. Una doble era 2x2= 4. Dos dobles eran 2x2x2= 8. Una triple 2x3=6. Se podía jugar un máximo de cinco dobles (64) o de tres triples (54) o un máximo combinado de tres dobles y una triple (48).

Bueno, mucho número. Llegabas donde el almacenero, echabas una mirada como quien vitrinea los estantes, esperabas tu turno en la fila y le pasabas tu cartilla de papel ya rellena con lápiz bic (nunca de mina). El dependiente tomaba entonces del mostrador dos tarjetas de cartón incólumes, con sus 39 cuadritos aun perfectamente adheridos a sus pequeños marcos, toda la vida por delante. Las alineaba luego sobre una base metálica especial y con una suerte de pincho iba picando ahí donde tu habías marcado en el desechable papel tus preferencias. Terminaba la faena, separaba los dos tarjetones, los agitaba y soplaba un poco para terminar de desprender algún cuadrito rebelde y te pasaba tu Polla Gol lista; él se quedaba con la melliza, que en el remoto caso de que ganaras, serviría de prueba fehaciente del triunfo y de unos morlacos para el almacenero también.

En mi recuerdo lo máximo que hice alguna vez fueron 11 puntos y esperé emocionado que los sorprendentes resultados de la fecha corrieran el primer premio hasta mis competitivos 11 aciertos, que nadie hubiera hecho 13 ni 12 ese fin de semana de agosto de 1980. Mas no fue así. Les dejo una foto de la cartilla y aparte los resultados de los benditos partidos también.


Coquimbo 1-2 U. Española
Wanderers 3-0 Aviación
A. Italiano 0-0 U. de Chile
Lota 1-1 Cobreloa
Iquique 1-1 Colo Colo
Palestino 1-0 Green Cross
Magallanes 1-1 Everton
U. Católica 2-4 O'Higgins
Naval 2-3 Concepción
Rangers 2-2 Antofagasta
Ovalle 0-1 Malleco
Cobresal 2-2 Trasandino
San Antonio 1-1 Linares